jueves, 30 de septiembre de 2010

LA ORATORIA

El mundo moderno impone cada vez como una mayor exigencia la necesidad de poseer un dominio cabal de la expresión oral. Ese es un imperativo ineludible. El hombre debe ser capaz de transmitir sus ideas y sentimientos mediante el uso de palabras pronunciadas con corrección y cuyo significado represente con precisión y exactitud su pensamiento. Para esto es necesaria la oratoria, pues es uno de los elementos fundamentales en la unificación de criterios, en la comprensión y el estímulo de masas.
La facultad de la oratoria, está inmersa en cada ser humano, aflorarla y desarrollarla es una de las metas de las personas que buscan un bienestar específico.

¿Que es la oratoria y como se logra su dominio?
La oratoria debe ser considerada como un acto de relación más que como un proceso de exposición. Es una acción de responsabilidad dual entre el orador y el receptor donde se ponen en juego cuestiones de integridad bajo la influencia del medio en el que se da la oratoria. Ambas partes se condicionan y se dan vida en el mutuo interés provocado por el tema común.
El orador debe tener siempre presente que para llevar a cabo su tarea de convencimiento y dominio sobre el público requiere no sólo de su más profunda y adecuada capacidad, sino también de que ese público esté dispuesto a aceptar esa influencia y dispuesto a aportar toda su capacidad para participar en el proceso comunicativo.
¿Qué es, entonces, la oratoria? La oratoria es el arte de hablar con elocuencia, de persuadir por medio de la palabra.


Dos grandes maestros de la oratoria y la elocuencia

■ San Agustín es considerado el padre de la iglesia latina. Su postura ideológica, sus concepciones sobre la dialéctica entre la razón y la fe en paralelo a la relación entre el estado y la iglesia dominaron marcando el pensamiento de toda la edad media.
Agustín supo de todos los placeres y de la intensidad de la sensualidad que los rodea, conoció la ovación de la multitud deslumbrada por su discurso y ya a los 43 años era famoso en toda África del norte. A los 19 años entrego su pasión a la investigación subyugado por las grandes palabras de Virgilio, Cicerón y Terencio.

■ Homero: Cuando un orador de imaginación fuerte está dorado de ingenio, tiene en su mano el imperio de los corazones, este es el caso de Homero, creador de La Ilíada y La Odisea. Homero desarrolla sus capacidades oratorias y las respalda en la imaginación y en el sentimiento, hay quienes dicen que su oratoria brillante es consecuencia de su ceguera. Como sea, Homero es ejemplo de los grandes maestro de la oratoria.

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